Petra. La capital del reino nabateo es una de las 7 maravillas del mundo moderno, el tesoro más preciado de Jordania y una de sus atracciones más importantes. Esta ciudad excavada en piedra por los nabateos fue una importante urbe de tránsito comercial que unía las rutas de seda, especias y otros productos, conectando China, India y Arabia, con Egipto, Siria, Grecia y Roma. Hoy en día es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO ya que las tumbas y monumentos de esta metrópoli tallada en rojizos acantilados la convirtieron un testigo vivo del paso del hombre por estas tierras. Durante siglos fue un misterio y toda una leyenda. Petra fue descubierta para el mundo por Johann Ludwig Burckhardt que viajó bajo una falsa identidad para ser el primer occidental que contemplaba la ciudad en los últimos 600 años. Los habitantes locales de esta zona del desierto jordano rodearon Petra de leyendas, amenazando de muerte a cualquier occidental que buscara la misteriosa ciudad. Ludwig Burckhardt viajó en una caravana por el territorio de la actual Jordania disfrazado de árabe y con una sólida tapadera. Bruckhardt hablaba árabe, lo que le permitía viajar por tierras especialmente peligrosas para los cristianos. Con la excusa de querer ofrecer un sacrificio en la tumba del profeta Aarón, situada cerca de Petra, consiguió separarse de la caravana y sólo podemos imaginar lo que debió pensar cuando viera esas construcciones rosadas por primera vez. Guardó el secreto durante años pero, tras su muerte, por fin Petra dejó de ser un precioso secreto para pasar a ser uno de los mayores regalos a la Humanidad.